viernes, 24 de julio de 2009

Carta al alma de un amigo

Deja que digan los necios
que el perro no tiene alma;
¡ Qué puede saber el humano
que destruye lo que ama !

Deja que piensen que fuiste
un instrumento de diversión,
un juguete para un niño,
un arlequín ante el dolor.

Que crean que loca , exagero
porque lloro tu partida,
porque aún guardo tus recuerdos
enlazados a mi vida.

Que te entilden cualidades
como la bella "amistad",
y que a la vez te nieguen
una "mísera humanidad".

¿por qué un asesino tiene
derecho a un "más allá"
y tu derecho prohiben
aunque no tengas maldad ?


¿por qué no pensar siquiera,
que tuviste un "corazón"?
un "alma" que contuviera
todo aquel inmenso amor.


Deja que piensen lo que deseen.
Deja que subestimen mi pesar,
porque sé que en un día
no muy lejano,
te encontraré en el más allá.


Y aquel día ya no importará
lo que digan,
seré feliz a tu lado: lo sé.
seas mascota, amigo o enigma
sé que por y al fin: te tendré.


Liliana Varela
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A una perrita niña
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¡Revolución de lanas ambarinas!
Sus blancos dientecillos, un tormento.
- ¡Ay, me mordió!- Si no para un momento
buscándome los pies por cada esquina.


Escucha: a una perrita chiquitina
no le conviene tanto movimiento.
Ven a mis brazos, te contaré un cuento...
¡Suelta la zapatilla! ¡Disciplina!


Era una niña que perdió a su madre,
la llamaron perra de compañía,
aunque mi mundo humano aún no le cuadre,


me ha de querer en un cercano día,
y perdonar que no olfatee ni ladre...
Ya se durmió, pequeña niña mia.


Blanca Barojiana
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Nosotras

(a Beatriz, mi hermana)

He intentado trastocar el tiempo, poniéndole espacio a mi corazón de otro corazón herido.
Seguir la lastimadura donde niñas nos conjugábamos en el plural de Un nosotraspor la singular muñeca, con cuerpo y sin extremidades cuando no nos enseñaron a abrazar.
Por eso la melancolía recorría nuestra casa pequeña armada a fuerza de cartones y trapos viejos y de los sentimientos que no fallaron al funeral de la perrita que nos hizo de mamá.

Hoy te explico que es hora de partir del valle aquel de la memoria, de lavarnos los pies del barro imperdonable, saturar la huella porque de sangrar se desborda el camino, de pintar sonrisa en el puño de la rabia y pegarle a la muerte hasta hacerla desfallecer.

Hoy es un día donde la vida agita castañuelas y el almendro sigue allí tan inmóvil con flores de nácar imprimiendo el amanecer que de a pedazos nos revienta los tímpanos: ¡se hace tarde muchachas! Y hay que correr, en orden predeterminado, separadas cuando juntas, pero correr porque nos vamos poniendo grande en el corazón pequeño y los labios resecos de justicia y el ombligo ahorcado en su injusto estreñimiento, mitad por mitad hemos quedado y de a cuartos no podremos multiplicarnos enteras, nosotras las hijas del desconsuelo, de la genética palpitante, de las que nos perdimos entre los dos mundos que calla y el susurro aventurero, loco en la cabalgata del abandono, hasta llegar agitado en su sino lábil rompiendo muros.

Rompiendo muros la mujer se reconstruye, rompiendo muros infiltración de un anecdotario donde las palabras extenuadas ya no dan más, moraleja mansa subsistimos en la fauna de un territorio salvaje. Temblor de un frío que taladra el síndrome sin nombre, no se si por miedo o desconocimiento, pero aquí estamos ilusionando.
Oh avizoras un mundo sólo para excluyentes.

Dolor con dolor se paga gritaban las claustrofobias, dolor de parir un himno que organice las voces todas de un pueblo marchito; entre cardos de llagas cerradas ¡cómo nacer!
La cauterización vino a fuerza de brebaje de tiempo y el vino rocío sobre la tierra, homenaje donde la santidad se hace madre y nuestras pieles curadas, piel del alma que se hace juramento en la ceremonia para vestir nuestra sagrada existencia del vivir y aun vivir.

Fanny G Jareton

jueves, 23 de julio de 2009

Lamento existencial

Es ante Dios que estoy triste.
Es cuando más anhelo. Suspiro.
Me estremezco y me culpo.

Ha de ser que me crezco dentro de mí mismo
como un dios humano. Es cuando sufro
profundamente e insatisfecho. Desmentido.

¡Qué poca cosa soy... y tú, mi magestuoso padre,
tú que me llamaste tesoro, en vaso de barro,
rama del árbol cósmico que debió ser justo;
yo, el de insuficiente raíz succionadora,
yo, higuera seca, en histórico plano,
yo, concreta herencia de molicie,
marchito por no saber quererte
y ambicionarte tanto!

Es ante tí que estoy triste y apago soles
en la fantasía, me asfixio en el vientre
de ballena, ácido-graso de la esfera terrestre
y me derrota lo que soy, en todo anhelo,
en toda intencionalidad. Desobediente.

Demando, exijo, maldigo, me desvivo
por lo que no merezco. Es cuando la vida
me parece un desencanto. Una trivial burla
de mi tiempo, sinsentido de oquedad
al que no miras, al que no haces caso.

Es cuando no comprendo que la tristeza viene.
Es cuando lamento que yo mismo me desando.
El camino se pierde. El dolor punza. Hiere.
Es ante tí cuando doy tumbos. Reniego
este milagro de nacer e invocar en Tu Nombre.

2-08-2000 / El hombre extendido
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Lamento existencial




"Es ante tí cuando doy tumbos. Reniego
este milagro de nacer e invocar en Tu Nombre"
Carlos Lopez Dzur





Débil, insolente, egocéntrico pregunto:
¿por qué me has hecho razón?
porqué has sembrado en el alma
el deseo de ser más, de ser superior
cuando el límite es tu misma existencia.

Me has dado más preguntas que respuestas
me has hecho diferenciar lo salobre de lo dulce
y hoy juzgas mi queja como herejía
sintiendo en el pecho el pecado del enfrentarte.

Para qué la palabra, para qué la compleja
maravilla del cosmos que todo lo abarca
para qué un universo que no sabe de fronteras
si la mirada se acorta en el horizonte.

Liliana Varela

sábado, 18 de julio de 2009

Ella y yo en silencio

Anoche no perdoné en tí.
No pude. Te ví tan fría, ausente,
inalcanzable a las palabras amorosas,
que te dejé.

Salí a ver estrellas entonces.
A suspirar con ruidillos de la noche,
bichos escondidos que recuerdan
cómo se canta en lo oscuro
por una migaja minúscula de luz.

Advertí, no imaginé,
que estás más vieja que mis dedos,
más mustia que mis ojos,
¡pero tanta dicha hemos cimentado
con placer, con estímulos,
que están en el vestido que te quitas
y la carne que se exuda con su canción
de gozo primario,
a pesar de reparos lujuriantes!

Hay días así, cuando no sé
perdonarte y nada hicíste que yo
no haya hecho igual, precariamente,
irrazonado, imprudente por querer
apretar cielo y tierra en un puño, desolado.

No olvidé que hemos tenido amor
y aburrimiento y que el espacio nos tiene
por cómplices, nos acomoda, nos tira,
nos induce al filo de navaja, a cruel sendero.

Entre nosotros, empero, han crecido
palabras menos dulces que tus labios
y hemos vuelto a los besos
(que es volver a la boca y al regreso)
y hemos olvidado palabras y lamentos.

¿Cómo será sorber la madrugada
cuando la noche comenzó con tal silencio?
Lo que deseas de mí no lo hablaste
y la noche de anoche, ¿tendrá que repetirse?
... porque el perdón es más que las palabras
y que los besos y que el sortilegio
del tiempo condensado en memoria
de tu piel que ha envejecido,
casi siempre tan fiel y adorablemente mía.

El dolor es exacto
cuando quiere ser dolor
con la vergüenza de los dos.
No te apiadé, ni me apiadaste tú;
por eso hay días,
como ayer y hoy y otros días
ya superados e inútiles,
en que escapamos a la noche
y tajamos con cuchillo de silencio
velo o colcha o mantís, o tenderales,
lo que haya sido: carencia de cobija
o de piel cálida, tu carne...
pero en calles del firmamento,
abro el espacio, uno para los dos.

Carlos Lopez Dzur
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Esta noche vengo con el vaso lleno de sed para romper en el brindis la copa del encantamiento.
Clarividente de las formas me decepciono de mis maneras. No sé como llegarte. Nunca estuve en el estreno del amor. Y a pesar que siempre me he dormido en los cines a suerte de soñar el espacio callado, de no romper con el silencio que obligan los que pagaron por esa suerte impuesta, pagar y romper tal el humor trágico de Kafka, pagar y romper todo contrato que no nos ajuste a las normas, que no nos ajuste a la herida.
Y este tajo impronunciable, esta venda con ventajas que se presta sobre mi boca.
Y esta soledad enmascarada que se aferra a tus pies para poder llorar de manera franca en la zona franca donde quisiera ser sepultada.
Desde tu sombra, desde el palimpsesto donde tu pie le puso el bocado al camino incierto, es que escribo estas letras, que con sangre entran, con anhelo preconcebido fueron a parir por verdad.
Condenada contra el murallón que impide la salida es que voy a suicidarme, no como un acto fatal para que esta obra me consagre sobre las páginas amarillas, sino que dispondré mi cuerpo a enjuagar dentro, hondo del agua caliente y cerraré los ojos para dejarme leviatar a las extrañezas más profanas. Subo sin ejercitar esfuerzo alguno y el cuerpo se ha desprendido del cuerpo, noto como mi boca cae por mitad, y el gran bostezo de la Noche nos apura al fastidio.
Y cómo no hemos de llegar hasta acá, cómo no hacerlo, hemos exiliado a los paraguas, porque al que le gusta el agua debe mojarse, hemos roto todos los espejos y ahora como un acto de reformatorio les diremos chau chau adiós a todos los rieles , a todas las estaciones a todos los trenes, sí señores! Basta de despedir al último tren porque ya estamos en la era espacial y seguimos confeccionándonos sobre imágenes que no merecen ser miradas; hay que armarse de temeridad y paciencia, hay que subsistir sobre lo llano, hay que pensar que la danza y el tragaluz te llevan hacia el camino del olvido, olvidar desmadejar a los ojos y no abrirlos, prestar precognición, usurpar los pasos cansados, ir ir y venir hacia ningún lugar, la medianoche me alcanaza yo que soy cazadora de soles, estoy condenada al insomnio de los insomnios esa bendita hora dispuesta sobre la burladora de los durmientes de a pedazos, camposanto donde juegan a la escondidas los espíritus del engaño, y entonces eh aquí la magia, las palabras olvidadas recuperan su identidad, se van acomodando por orden analfabetico, y todas las eneene por orden de desaparecidos, tiran su paso derecho hacia el mar de las renuncias.
Estoy escribiendo dormida sobre el sueño, un acto hiprahuano escribe sobre mi abnegado, no levanto la cabeza, la cabeza pesa como una roldana que traslada un piano, y las notas musicales despedazadas desde la nada insipiente, me permiten trararearme como la que soy, un acto errabundo y de hastío.
Flores alucinógenas refriegan mis ojos, verbena caliente humedeciendo mis labios, dejarme caer sobre este silencio ingenuo, dejarme de mí, dejarme…. Abandonar a la abandonada, junto a los piecesitos que navegan otras verdades; él se me escapa con e l frío de noviembre en esta noche juliana, y yo tirito su nombre convenciéndome que si no vino es porque no vino. Vamos a armar la casa del aire, empapelaremos el fondo animal con los diez años de hipotecas, colgaremos del cuello del perchero las ideas que no nos otorgan, barreremos con las palabras necias y a oídos sordos oídos memos, detrás de mi poesía como una voz tu voz que ausculta, tu voz ronroneandome en los rincones, tu voz malparida que me hace pedir perdón, por piedad, por vergüenza o por falta, tal vez sea por celo, yo no puedo sostener a la justicia que cuelga como Damocles de mi vida atropellada, yo no puedo tironear a mi corazón que se escarcha hacia el contraste de las tonalidades, va del polo norte al polo sur, ya lo dijimos, bipolares!, va hasta que deja de ir, hasta que deja de latir, encajada en el máximo punto cardinal donde el corazón resuella por final tu nombre.

Sensiblemente, Fany
(con tinta fresca)