Bolú,
disfrazado de trilobite, camina por la playa, voceando "¡a los ricos
átomos de coco! ¡a los jugos de
enzimas!". Las olas de un hirviente mar de lava bañan la orilla; los
volcanes escupen fuego y humo. Estamos en el Paleozoico, tal vez un domingo, por la cantidad de células ociosas. Tiernas
celulitas hacen castillitos de silicio.
Es un
balneario aristocrático, en el que sólo se admiten células eucariotas, el nivel
más alto en la escala biológica, los amos de la sociedad. Bolú se tira al lado
de dos de ellos, para proseguir la charla iniciada en una pasada anterior.
Continuando se reporte de nuevos cambios biológicos que puedan afectar, siglos
después, el consumo de mediaslunas.
—Qué quiere
que le diga, Don —comentaba uno de los contertulios—, para mi abuelo, o sea
unas 43.000.000.00 generaciones atrás, la vida era mucho más sencilla.
—Claro, Proti
—sentenció el otro, que en voz baja le comenta a Bolú—: el abuelo no tenía
aparato digestivo, no tenía hambre, no se le hacía agua la boca por un espongiario
al oréganato. Eso no es sencillez, es monotonía.
—Pero, Protu,
no sufría los dilemas propios de la moderna sociedad consumidora, no sufría
indigestión, no decían "te pasaste con el picante".
—Me hablaron,
señor Protu —interino Bolú—, de una evolución incompleta... se comenta de la
renuncia de un ministro....
—Y, sí. Mucho
aparato digestivo, muchos servicios de comidas, pero unas ricas costillitas de
artrópodo no, porque todavía no tenemos dentadura ¿se da cuenta? Pero entonces
–digo yo-, ¿por qué nos ponen cuchillo? Si alcanzaba con una pajita.
—Que la
diversidad, que las múltiples oportunidades... Esto de la evolución es un curro. Te ponen carteles con dibujos de
un "homo sapiens", que le dicen, y ponen "A eso vamos,
síganme". A eso qué, vamos, un bicho más complejo que el Scrable. Y tiene
una cara de torturado, de alguien que no sabe para donde agarrar...
—Es que la
evolución es para bien de la especie, pero no sé si para el individuo —mete púa
Bolú, que aprovecha sus lecturas de Mendel y Baudelaire—. La vida se hizo más
compleja, más incierta.
—Y más
interesante —acota Protu, señalando a una ondulante ameboide—-, vea cómo mueve
el citoesqueleto. Díganme que la
reproducción sexual, y todas sus concomitancias, no es la gran revolución de la época, que enriquece la
vida. ¿o la de tu abuelo tenía algo de interesante? "¿Así que ahora tenés
pareja Pepe?¿Como fue?"."y cómo va a ser, me dividí, ahora somos Pepe
y Pepe, o Pepa y Pepa, lo mismo, la diferenciación sexual vino después. Pero lo
lindo es que ahora tenemos dos hijitos, Pepe y Pepe, nuestra viva imagen."
Proti, algo
amoscado, interviene:
—Y con ésta
Lolita, ¿cómo sabés qué va a pasar?¿Armonizarán sus protoplasmas, o una
de estas noches de fagocita? Ya sé, el abuelo minga de emoción, Yo con Yo
comida de sonsos. ¿Pero adonde iremos a parar con esto de los sexos, cuanto mas
difícil, incierto y peligroso se volverá todo?. Tenés que seducirla (y trabajar
para pagar la Visa), impresionarla (gimnasio, esteroides), apabullarla con la
labia (las clases de Salvador te sacan un ojo). Y si te enamorás, que no sé qué
es pero está de moda, que hay dos o tres que dicen que se alcanza la felicidad
pero la verdad que en pocos milenios más van a aparecer los divorcios, los
suicidios, los celos, el tango llorón, los cuernos, el honor,.
..
—Es el
progreso man. ¿dónde estaría la gracia, si no? Pero el progreso es entrópico.
Dicen que para encarar la creciente complejidad del mundo van a desarrollar el
cerebro, un órgano que analiza, deduce, decide, todo. Claro que con el cerebro vienen el psicoanálisis, la neurosis, las
pastillas tranquilizantes, las películas condicionadas, la lobotomía, la...
Posiblemente
ésta haya sido la primera oportunidad en la historia, en la que Bolú dijo
—¡Ugh!
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Pues a ti te
matará el hambre, Carlos, pero a mí me mata la indecisión.
¿Qué le digo?
¿Divertido,
monstruoso, portentoso, original? ¡Oh, no: eso ya se lo han dicho todos los
demás!
Me siento como
un pobre adolescente, con el traje mal cortado y las mejillas arreboladas,
yendo a hurtadillas a espiar la puerta del camerino de su amada actriz
principal. Porque el adolescente se ha enamorado locamente, inevitablemente,
desconrazonadoramente. ¿Pero, qué puede ofrecerle? Ni siquiera conoce las
palabras del gran mundo... Y allí, en el estrecho pasillo, se suceden los
visitantes con ramos de flores, alguno con título, con dinero e influencias.
Entran con sus ramos, salen con las manos vacías. Algunos se atusan el bigote.
¿Quizá ella les haya tendido su mano? No
sabe qué decir el chico, ni siquera se atrevería a llamar a la puerta del
camerino. Y, sin embargo, regugiado en lo oscuro, en su silencio hambriento, es
quien más ama.
Tiene hambre.
Pero solo puede sentir un nombre martilleando sus sienes.
Carlos,
Carlos, Carlos, Carlos...
Blanca
Barojiana
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Es que en el
camerino están LOS ARTISTAS, los del gran mundo.
En la puerta
de al lado, en el cuarto de limpieza, estoy yo, esperando que alguien diga mi
nombre.
Yo
(Carlos)
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Carlos, ¡eh,
el de la limpieza!
Vaya
inmediatamente a la fila siete, butaca once. Lleve la escoba y una bolsita.
Alguien ha dejado allí tirada en el suelo la mano cortada de su madre. ¡Este
público cada día es más cochino!
¡Carlos,
apresúrese, canejo, ya se desmayó una señora!
BB
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¡Voy, niña!
(Odio las
manos, los pulgares sentenciosos, los índices acusadores, los medios
insultantes, los anulares esclavizados, los meñiques presuntuosos, odio las
palmas....)
¡Siii, ya voy!
(Carlos)
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Y saldrás,
escobillón en ristre y un balde por yelmo,
a enfrentar al ingrato mundo de los
segundones... Andáaaaaaa!!!!
Cris
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Este texto del
Bolú y el Proti es para sentirse...
y, què sè yo,
sentirse, sentarse, pararse, hacer la venia,
saltar, montar
un burro, andar a tientas,
besar el
Paleozoico, el Mesozoico, el hocico de un carpincho,
entregarse al
autor en cuerpo y alma,
hacerle un
monumento de cèlulas motoras,
reìrse de sì
mismo y de la vida,
hacer puchero,
reìrse nuevamente,
correr por la
monotonía,
entrar en las
sofisticaciones,
hacerse el
bocho,
jugar a las
bochas,
sentirse...
como dice Blanca,
morirse,
renacer, jugar al truco,
andar en bolas
jugando a la bolita,
no jugar, no
sentir,
sólo ponerse a
respirar esa ironía
cruel,
hermosa, interesante, monstruosa, electrizante,
ser un
espongiarioposiblemente al oreganato,
ser uno mismo, ser el otro,
bañarse en un calentito mar de lava,
lavarse ala nariz con una toalla,
ser feliz
porque existen estos maravillosos personajes.
Jorge Luis
Estrella
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Excelso Jorge
A Bolú leer tu
nota lo dejo pasmado. Se mira al espejo de frente, de perfil y de nuca.Quiere
averiguar cómo descubriste que era tan maravilloso. Al Proti difícil ubicarlo
después de tantas reencarnaciones.
Pero El Maravilloso
considera que tiene el
deber de hacerte una aclaracon, con rrespecto a su crónica tan maravillosa;
"Jorgito; Vos sabés
que un escritor,
aún un cronista como yo, recurre
a su fantasía para vestir sus tex tos, sin perder el respeto por la
verdad histórica. Pero lo que yo escribi es inaceptable. No dudo que te diste
cuenta y callas discretamente. Pero debo aclarar pútlicamente.
La preparación
"al oreganato" fue inventada circa 1400, en la region de Ls Toscana,
célebre, en esa época, por sus plantaciones de nato. Mal puede hablarse,
entonces, de espongiario al oréganato.¡En pleno Paleozoico! Eucariotas de mi
plena confianza me manifestaron que estaban de moda las Spirochaetes a las
finas hierbas".
Hecha la
aclaración.
Un abrazo. Carlos
Nota; Con la
ayuda de un espejito de mano.
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