CUÁNTO
Cuánto ay que hay.
Cuánta desdicha
hasta que el ser espicha.
Cuánta poeta hay en Uruguay.
tapadas por el humo de las papeleras
En la polla de potrancas no se anota Justicia
y la gana Ignominia por diez cuerpos.
Cuánto dengue merengue e ictericia
y algunos males de los tartagales
Cuánta sopa tirada frente a la nariz de los hambrientos.
Cuántos cuentos mal contados,
cuánta tristeza en la mirada de los niños,
cuántos corpiños y tan mala leche,
cuánta desolación en escabeche,
cuánta varia malaria
que incendiaria
nos quema la esperanza,
cuánta punta de lanza
que nos alcanza y nos hiere.
Cuánta mafia mafiosa
que oscurece a la rosa.
Cuánto asesino suelto
y para el vuelto ni una moneda:
es que habiendo tanto cuánto
nada nos queda.
Jorge Luis Estrella
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MARCHEMOS, CADENETA Y PUNTO
un, dos, tres!
un, dos, tres!
al frente... ar!
marchen
marchemos
marchas al compás
del golpe de cueros
de templadas panzas
...hambres malditas amnésicas!
lenguas sin papilas
escuchan tilines de cucharas
saborean olores de recuerdos
retumban las cadenas del los encadenados
retumba el eco de una Estrella en su alboroto
llamando al orden cuando tanto escasea
pide mirarle los ojos a la tristeza legañosa
en los pómulos verdes de los niños
caritas nacidas mariposas
hoy descolgadas son dormilones vampiros
lactando los deseos de una botella de caricias
mamándole a la vida tan solo desconsuelos. ..
Ana Lucia Montoya R
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Cuánto perdido, ay, cuánto jodido
se suma en estas cuentas del olvido,
cuánto raviol sin seso, mal hervido
se pudre en la cabeza, ya podrido.
Cuánto duele, caray, el alarido
que sale de las bocas cual bramido
de un perro o de un cristiano espavorido,
escaldada su pena, tan herido
que apenas si ya puede algún quejido.
Y cuánta es la razón que no razona
cuando al niño se pide que no coma,
que del guiso no cuente ni el aroma,
que de hambreado, no más, tenga diploma.
Cuánto duele, caray, que en nuestro idioma
aquello de morir se tome en broma
y no quede ni el premio de una poma
para tanto infeliz que se desloma
y acaba reventado en la maroma.
Long-Ohni
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TANTA
Cuánta cosa hay en este mundo,
a veces pienso que hay pa' más.
Hay miseria, papeleras
-aquí también las hay-
Hay niños que padecen sueño
de ser algo más que número desnutrido.
Hace frío, llueve,
la malaria entristece.
Un momento, dos momentos,
cuántos más.
Hay poetas, versos sueltos,
versos juntos
-hay poemas
y los hay-
hay ayes y desayes,
palabras y silencios.
Y los cuentos de cuenteros,
de esos ni hablar,
siempre engañan monumentos,
quién los cree, quién da más.
No hace falta.
Cuánto sobra,
cuánto falta,
son montones, cabos sueltos,
nudos sin armar.
Y habiendo tanta mano
amarremos solidarios
menos tanto y demos más.
Elisabet Cincotta
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Tarde pero seguro...
Y cuánto hay de los ay de los pequeños,
de regordetes que lamentan otras suertes
mientras con una mano esconden la comida
la otra grita por el hambre de este mundo.
¡Y cuántos falsos profetas resucitan!
como vampiros de noche van succionando
a los hambrientos, los remedos casi humanos
que sus filas y sus bolsillos engrosan bien.
¡Cuánta desdicha que no es dicha de los otros!
¡cuánto suspiro quebrándose en el aire!
Maíz tirado en desiertos sin aves
frutas podridas en lagos de petróleo
¡Tantos gritos que solo son gritados
cuanta fuerza que se desperdicia!
¡cuánto y cuántos seremos los culpables
de estos utópicos cuántos que jamás serán noticia!
Liliana Varela
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