Ninguna soy la que escribe ante tu mano
un deseo de noches sin costuras
ni soy quien acepte el convite
cuando alejaste mi jardín de la huerta de tus brazos
ninguna soy la que marchite la flor
que inspira tu lucha vertical encadenada de palabras
todas fui yo la que arengó con tangos la mañana
tal vez algún día
sólo uno
verás que del engaño no se vive ni se muere
que el que engaña siempre se engaña
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
NINGUNA ERES
Ninguna eres
mano azulada llena de palabras,
deseo olvidado en mis retinas
flor lejana en mis gustos.
Desde que me convertí en infierno
en mi jardín colecciono
cadáveres blancos y pasajeros.
No esperes que mis ojos vean flores,
pues me acostumbré a dormir
con los ángeles de Astarot.
Yacen en mi lecho farsas de mi centro,
ninguna eres alma de tango
demasiada blanca para mi alma gris.
Juan Ricardo Sagardía
SANTOAMOR
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