Busqueda constante

Como amante Dulcinea,
cariño había en mi casa,
de Extremadura, Medea,
¡que amarga factura pasa ¡

Hace u n tiempo que marcho
de tierra de pan de hogaza,
sin proferir amenaza,
sin un beso, ni un adiós,
ni una posible esperanza.

Remuevo mares y cielos
para encontrar la razón
y buscar así un consuelo
que cambie el verso de son.

¿Dónde pastan tus rebaños?,
¿Dónde tu, pastora mía,
pasas mi noche y tus días,
la mayor parte del año?.

A los vientos les pregunto
si te vieron caminar,
y responden que este asunto,
es un tema de la mar.

Al mar pregunto angustiado
si te empapó con su sal
y me responden las olas:
¡ pregúntale al calamar!.

El calamar se ha asustado
al hacer pregunta tal,
y se esconde en su negrura
sin saber que contestar.

Si por los cielos me hallaras
o por los mares me ves,
pido en mi verso, mujer:
haz en mi puerto parada.

EMILIO MEDINA MUÑOZ
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A través de caracolas
vuestro llamado llegó
y ha tejido en mis oídos
palabras de puro amor.

Hipocampos tornasolados
en su montura me llevan
a vuestros brazos amados
que me esperan entre lirios.

Poseidón aún conspira
contra este amor que tenemos
su tridente bate olas
queriéndonos separar.

El Calamar se ha negado
a decirme dónde estás
hasta los pepinos marinos
se entierran al verme pasar.

En crestas de olas que lloran
el viento quiere alejarme
y sólo oigo tu voz perdiéndose
cuando ya muere la tarde...



Liliana Varela
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En la puesta de ese Sol que nos alumbra,
a la puerta de casa, he de llamarte;
en mis labios va ese beso vacilante
a unos ojos que en belleza me deslumbra.

En amores muy sentidos de ultratumba,
tus labios de placer, ya me han matado,
y en mi ultimo suspiro, ya exalado,
veo tu cuerpo se me mueve, como rumba.

Es de pena que teniendo la fortuna,
de tenerte con tus gracias a mi lado
en la caja me tengan recostado.

Una lágrima en mi boca se ha posado
de tus ojos llorosos por amores,
el milagro se produjo,...¿que ha pasado?.

EMILIO MEDINA MUÑOZ
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Busqueda constante.
Te han tocado las falanges del destino
las que mi boca sellaron cuando aquel beso,
negros quedaron mis brazos: los vuestros,
al luchar contra cuerdas del pecado.

Te maldije, ora niña, ora demonio
¡no sabía que te amaba como te amo!
¡maldita suerte, escapulario de espinas
la cruz que por amarte voy cargando!

Como Dante bajé al inframundo
rescatando de cenizas lo sentido:
lo hallé en el pecho adormecido
pero Hades me maldijo por seguirte.

No habrá mar, caracola ni nautilus
que separe nuestros cuerpos, nuestras almas
y si la vida os devuelvo con mi flujos
¡he de vivir nadando... entre lágrimas!

Liliana Varela
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En las olas que producen tus caderas
mi barquito titubea en un instante
de seguir navagando hacia adelante,
bella Venus, en tu monte y tus praderas.

Tu socorro te pido vacilante,
pues tu llanto, hacedor de buena vida,
cual Diana cazadora, puso herida,
y ahora Safo, me aprisiona delirante.

Si Demostenes su boca rellenaba,
con chinitas de rio por carencias,
¡no me mires, que colmas mi paciencia!.

Me has devuelto a la vida con tu ciencia;
una lagrima tan solo te ha bastado
y ese muerto, resucita enamorado.

Emilio Medina M.