algo que me haga sentir que estoy viva
que siento
que aún sueño
que vale la pena respirar.
Mañana tal vez el color del cielo sea distinto
la flor se abra al despertar de una lágrima
sin mezquindad el corazón se ofrezca.
De carne, de fuego, de llama
soy esa
la que conociste
la ahora extraña
la ahora distinta
sigo siendo yo
escamada de horas pesadas.
No mires tras la ventana
no juzgues una soledad de la que ambos somos culpables
no subastes un futuro que de a dos se construye
no persigas espejismos en desérticos pechos
no huyas de lo que no se puede dejar detrás.
La tarde marchitó el jardín, secó la acequia
mis manos serán el cántaro si tus pasos me siguen al río.
Liliana Varela 2008
La volubilidad del ser humano no tiene límites y tu poema lo expresa maravillosamente.Felicitaciones.
Lena
Si hay algo que me encanta de tus comentarios Lena es el análisis más allá del mismo autor-al menos yo-gracias Lena !!!!
besossss
Lili
Muy bonitas imágenes en un triste poema.¿Estas triste, niña?
Emilio Medina M
Será?? jajaja es ficción Emilio...¿o no? jajaj
besossssssss
Lili
Enigmática siempre.
Emilio.
En la calma que precede la tormenta
ella descansa sus días
nada la inquieta,
por dentro
torbellinos giran
abriendo sus fauces
devorando sosiegos.
Rostro-enigma.
Entona una melodía
danza libre,
el suelo
se abre bajo sus pies...
Ella cree ser feliz.
PD: me gustó su sugerencia don Emilio jajaja
Besos
Liliana Varela
ELLA ES
La tormenta desata desvaríos.
Ella danza noctámbula melodía.
Es, la piel, misterio. Son sus ojos fuego.
Quiere ser camino al viento,
frase, rumbo, laurel y beso.
Arrima la sonrisa al extravío
y ruge para apaciguar el aguacero.
La calma sobreviene.
Sus huellas en la arena marcan
con certeza nuevos sueños.
Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados
Danza entre ruinas tormentosas
un giro, otro. El límite es su melodía.
Canela, miel y ajenjo
sus labios excitan la vida,
renovada piel sobre los hombros
cubren cicatrices.
Pisadas frescas.
Suspira su alma : nace la poesía.
Liliana Varela
Ella cree
se asoma a la ventana
mira el sol poniente
los pétalos /margaritas
alfombraron sus caminos
cantaban me quiere / no me quiere
ella cree
hay
silencios
tormentas
ausencias
ella sueña
ser feliz
Migdalia Mansilla
Nov. 2008
(A las dos: Lili, Eli, bellos sus poemas, de alli mi atrevimiento)
Migdalia B. Mansilla R.
Ella siente
Mares de azul desbordando
de sus manos aún abiertas.
Un horizonte-futuro
la espera,
lejos, cerca,
las garras infames del pasado presionan.
Ella siente
un escape inminente
latiendo en las sienes.
Sonríe/
cree ser feliz.
Liliana Varela
Admirado, la observo atentamente.
Bebo sus palabras y acciones.
Corro en su búsqueda.
Trato de atraparla.
Ella es etérea y desaparece.
La espero pacientemente.
Cuando la vea, confesaré lo que pienso.
Ella, al fin, habrá de decidir.
Oscar N. Galante
Gira-orbita las orillas del tiempo,
nada la detiene,
todo la impulsa.
La sangre bebe del suelo aún fresca
unicornios reviven en sus pupilas
y sueña-presiente
que el abrazo llega...
Liliana Varela
Ella tejia ilusiones en silencio,
buscando una huella de caricia
entre los torbellinos de recuerdos.
Habia extraviado su sonrisa
entre la calma que precede la tormenta;
y tropezó con los cimientos del futuro
que ambos construyeran con empeño,
abandonado estaba ya aquel proyecto.
Maria Fischinger
Telarañas de sueños sus manos tejen
será otro día, otro sol el que ilumine.
Vórtice-flema caen los recuerdos,
veloz la noche cubrió sus sienes.
Penélope desteje,
quizás Ulises jamás retorne.
Liliana Varela
Ella es poema
Ella reduce su horizonte
a ojos verdes y palabra.
Ajusta la visión en poemas
que él augura.
Llamarada.
Ella sube la cima del encanto,
brilla fugaz mirada.
El amor subyuga el cuerpo.
Café,
luna
y un deseo que será realidad
en la próxima parada.
Elisabet Cincotta
Ella presume de la hoguera
que consume el alma.La atormenta.
No sabe-no quiere
quitar vida a la vida
prefiere suicidar ilusiones
en claroscuros de luna.
Asciende
desciende
escala
trepa
repta
gatea
orillando la fantasía
de sentirse plena
/y no llorar.
Liliana Varela
ELLA BUSCA
Ella busca arpegios entre el ñanduty
que acompañó su figura inaugural
otra mañana.
Olvidó la sonrisa en un pasaje verde
cuando el otoño tiñó la rosa cama.
Ella espera el ígneo atardecer
entre palabras perdidas.
En su interior vibra la esperanza
en aquel pétalo que recuerda
el beso y la partida.
Elisabet Cincotta
Ella teje en el jardín.
Entre aguaceros e ilusiones caídas,
con sus lágrimas y cabellos,
el capullo de sus sueños.
Descubre que entre tanto soñar.
O durante el largo caminar al río.
La lluvia quedó muda.
El cielo se abrió de nuevo.
Y sus manos sostenían un capullo.
De pétalos, de besos, de versos.
Y con una suave y tímida sonrisa.
Ésas, apenas dibujadas,
que nacen luego de mucho llanto.
Encuentra que ese capullo es fuerte
y puede guardar tanto.
Dentro de ese núcleo de sus manos.
Los sueños permaneceran cuidados.
Podrán volverse ciertos.
Serán el sortilegio.
Amparo Carranza Vélez.
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