miércoles, 22 de octubre de 2008

*MUJER* DE TANGO












Al ritmo del gotán las dos mujeres.
se entregaron, vivieron sus placeres.
Observadas por Carlos , que olfateaba,
con un funghi compadrón, bien lo ladeaba.

A su influjo, se trenzó tan duramente,
con un guapo al escuchar a su cargada,
su alma se marchó entre la gente,
que , alarmada, lo vió morir congruentemente.

Y sus viudas, cruelmente horrorizadas,
se vistieron de oscuro por un año.
Mas cuando , observan, golosas,a la muchachada,
su furon a bailar, cambiando el paño.

Oscar Nestor Galante.
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Se acomodó el funghi a la sesera,
se ajustó el lengue, y calmado
se recostó en el muro, a la espera
que del fato saliera algún finado.

La robó, la choreó, la hizo suya
y se llevo a la parda, de la rienda.
Las minas son del tipo que chamuya
y a cuchillo defiende bien su hacienda.

Un silbido y un paso prevenido
marcó el llamado a dirimir rencores.
La Parca ya esperaba, con honores
mudar al final, a un guapo descosido

Un farol y una luna competían
en marcar con sombras los semblantes.
Los cuchillos sedientos, vigilantes
buscaban envainarse y se mordían.

Uno murió, éste o aquel, sin fastos.
Un tango lo recuerda. Y una viuda.
Un farol, un zaguán y la Huesuda.
Y una sangre regando algunos pastos.

Elisa y María Elena, yo me alegro
de notar que les sienta bien el negro.
Otro vendrá y tal vez con mejor parla
Y... la milonga está para bailarla.

Carlos Adalberto Fernández
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Con mas nombre que sentencia
amurado en el " jubileo"
apenas como y leo
hago muestras de paciencia.

Paso por débil y flojo
en las letras de la " dueña"
eEla me dice y me incendia
mientras en palabras me mojo.

Oscar N. Galante.
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Pa mi que en curda los hayo
¿gitana yo? ¡estás pirado!
tantos cortes y quebradas
el seso te apoliyó
y te creés el monito
de un organito de tano.

La mishiadura chorrea
ni una biyuya les queda
no se me hagan los bacanes
no engrupan la clientela.

Y el Oscar hasta se moja
¡mandá al garguero ese vino!
usa el funyi si el liquido
es otro el que se escapó.

Liliana Varela

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Pero doña Lili, comprenda
que la AFIP está bien cerca.
Se cuenta que mira a muestrario
para saber los salarios.

Y cuando digo me mojo es con letras
por favor, le pido interprete.
que a la vejiga enhiesta
la llevo en todo momento.

Sombrero jamás he usado
sólo gorro para el sol
cuando aprieta en Mar del Plata.
Aún menos lo pensaría como
receptáculo urinario.

¿Es que me cree ordinario?
Está bien que nací
en el barrio del mondongo
pero allí las bibliotecas
me atraían y las minas que
las visitaban, tan gratas.

Antes como leían las papusas
de los barrios y aledaños.
Si hasta uno prefería
leer los libros de antaño.

Oscar N. Galante.
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Ni la mujer o el hombre de tango
son cualquieras, son baluartes
de años que ya se han ido
y regresan en letras y estandartes.

A ellos les escribió Carriego
dibujando sus vidas y costumbres.
El arrabal y sus cosas simples
en tiempos de miseria e incertidumbre.

Ahora en muestrario es Elisa
Y es Carlos y hasta Oscar.
Son un trío de fintas y gambetas
que dan al tango sus cosas de poetas.

Oscar N. Galante.

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Y los poetas ya danzan
la pista es toda de ellos,
firuletes y quebradas
guapos, timba : el berretín.

El Carlos la cruza y traba
chamuyando a esa nami
cabecea un "vamos piba,
nadie nos quita este baile"

La Elisa, la bataclana,
que no nació a la marchanta
le grita un "minga Carlito
engrupí a otra percanta"

Y el Oscar que se apoliya
amurado y pelandrún
no tiene un mango siquiera
ni pa lustrarse un tamango.

Pero los tres son veletas
de un tango que aún palpita
"Vamo muchacho escriban
mientra el muestrario exista"

:)))
Liliana Varela

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Alguna hubo que escapó del patio

ocultando un pasado turbulento.

Quiso vivir un tiempo de descuento

ornado con claveles y jasmines,


pero era mujer de ruta de adoquines,

de zaguán, no livinrum, de percalina.

Se hizo 'Margot y siguiò siendo mina.


Yo la estrené, Oscar, y no le miento

La hice reina de divanes y bailongos

Cuando se fue, le indiqué sin aspaviento

"te preveo futuros bien tristongos

No sos flor de salón, sos flor de fango.

Tal vez se te evoque en algún tango".

Carlos Adalberto Fernández
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Para mas datos: Mujer arrabalera
aquella que es devota de los fatos
ocurridos en cortes y quebradas
que suele ofrecer la muchachada.

Patios grandes con parra que no falta
y un compás de guitarras y hasta un fuelle.
Cadencias de tangos y milonga
en noches de tiempos que no duelen.

Ellos, con valor y arrojo conquistado
atentos a las miradas y sonrisas.
Son el sello de un barrio que se ha ido
dejando la leyenda y las nostalgias.

Con el tiempo necesario y su cadencia
son mojones en la historia de la urbe.
Cada día es una forma de arriegarlas
en los pasos que dibujan y recorren.

Oscar N. Galante
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Hombre de tango


El hombre, mas no cafisho,
interpeló a su funghi,
tras haber chamuyado
el horizonte.
Acomodó su cinto,
las polainas,
brilló al viento
recostado en el farol.

Soñó que la hallaba,
un amanecer,
cuando la parca
intentó robar su esqueleto.

La mina ajustó sus senos,
entabló batalla,
arrancó su canto.
La muerte huyó vencida
del encuentro.

El hombre, mas no cafisho,
resurgió bandoneón-tango-cielo
nostalgia-ausencia- pasado
en la esquina amante sin desvelos.

Elisabet Cincotta
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Para don Oscar, doña Elisa (perdonen que los despierte)

Este mina me tiene ya cansado
haciendo conocer nuestra miseria
Seré pobre, arrugáu, pero no aseado
y no busco laburar de mono e'feria.
Ahora dice que se llama la Liliana
y la va de sonetera, literata
pero estoy por chiflar, mandarla en cana
de cuando era -yo la quemo- "la gitana"

................seguir.....

Carlos Adalberto Fernández
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Tangueros

Ellos conocen el ritmo
del odio y del cuchillo.
Saben bailar bien con su filo.
Y renegar del amor, para sufrirlo.

Ellas saben entrecruzar las piernas con el guapo.
Pero poco corajudas son a la hora del amor.
No se atreven a entrecruzar miradas
con un hombre compadrito y de honor.

El desengaño y la intriga es típica del tango.
La música es un quejido de acuchillado.
La lucha se establece.
Comienza.
Los brazos danzan en las sombras
y se escuchan los pasos sobre el empedrado.
Cayó la silueta del más joven.
El amor que no fue, no será tampoco.
Comienzo el grito y el llanto.
La morocha,parda y escotada,
vuelca su corazón destrozado.

No importa para el entrecano, la danza sigue.
Las mujeres lo persiguen.
La morocha, ahora se atreve a mirarlo.

Amparo Carranza Vélez

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Llevaba la trenza larga
rodeaba su cuello y colgaba
con moños y cintas su cuello

en la plaza se mostraba
los domingos de Ramos
y por algunas rosquitas
leía las palmas

con el guapo Hediondo
hacían campana
mientras el flaco Rivera
la joyería afanaba

ahora camina Rivadavia
mientras la barra le canta
ya no sos "la gitanita"
te hacés llamar Liliana

Elisabet
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Tomaba el tranvía "25"
y se largaba por La Plata.
Cabello negro y atractivo
ojos grandes y llamativos.

Desde Berisso llegaba
esta "gitana" mundana.
Y los pibes se daban vuelta
a cada paso que daba.

Sus movimientos provocaban
giros de cabezas y cuellos.
Con donaire y sensualidad
a los corazones robaba.

Oscar N Galante.


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Morena de luna verde
y de cuchillos de plata,
la escena ve si se mata
la negrura de esos ojos
que cual gitana portara.

La faca, filo de Luna,
en la noche se elevaba
y descargaba con muerte
por los regueros del alma.

...Un grito malo en la noche,
esa que luce estrellada,
muestra a la Luna llorando
y en el suelo, una gitana.

Emilio Medna M.
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Hay un raro trayecto en el muestrario
va del tango a la pizza y el fatay.
Variedades de masa y levadura
que cocinan muestrarianas sin ataduras.

De una siesta en las tardes y reponerse
y cargar el cuerpo y el cerebro.
Las costumbres de ciudades y los pueblos
se suceden y marcan los trayectos.

Ojos grandes como razas del oriente
llevados en laos rostros de las mozas
que recorren las calles , los caminos
y acaban en la urbes y sus sinos.

Oscar N. Galante

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