Nos viste pasar por tus veredas
calle Corrientes de Buenos Aires.
Pudimos caminar en una nube
flotando en el compás de una locura.
Sonreímos teniéndonos al lado
abriéndo paso en el gentío.
Olvidamos la multitud y sólo
disfrutamos la noche, sus estrellas
Nuestros ojos con gran sabiduría
cobraron súbitamente vida nueva.
Fuímos mar, olas y deseos
ahuyentamos los fantasmas y los miedos.
Dejamos grabados nuestros trazos
por todo el arco del camino.
Ni la piel nos marcaba distancia
corazón enhiesto, sabor en el alma.
Oscar Néstor Galante.
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Creo que la recorríamos a distintas horas. Vos ibas, yo volvía.
Carlos
Corrientes sola.
Es alta noche. Corrientes está sola.
Me mira. Me acompaña, yo pateando restos.
La luna deambula tras las almenas
De torres que otean inciertos horizontes.
Los pasos suenan con ecos tristes.
Corrientes está sola. Yo voy solo.
Recordamos.. .
¿Cuantas cosas, Corrientes?
Cuantos sueños, en patrulla utópica,
o en cortejo quebrado
o en columna de rencores.
Luego solos de nuevo, vos y yo,
Recogiendo llantos, remendando heridas,
Rehaciendo promesas.
Caminando.
Vos mirando.
Carlos A. Fernández
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Esa Corrientes.. .ella, a distintas horas, pero siempre tan llena de nostalgia, tan cargada de todo, como si allí se condensara la noche más entera.
Fantástico poema, Carlos. Cosas que hacen saltar la bordona del porteñazo.
En breve mando uno o algunos (que forman parte de este libro que estoy armando para editarlo ya) que acompañen este despertar de la Corrientes.
Con mi abrazo siempre
(en el trocen porteño)
long-ohni
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