miércoles, 31 de diciembre de 2008

DESDE EL HORIZONTE INVERTIDO/


De pie, mirando a lo lejos desde la orilla en que me encuentro, desde la tierra firme que se desmorona en sus contornos, diviso desde aquí, una línea difusa en lontananza, un hilo que se pierde en la distancia, un sólo suspiro sostenido en el dejo del ahogo, en las palabras mudas que descansan suspendidas en ese vacío, en la simple oquedad que queda en el espacio infinito, limpio de todos los ¡ay! que gritan los humanos en sus dolores y placeres. De pie, mirando a lo lejos desde el borde en que me encuentro, de esta vida que mora en mi cuerpo, atrapada, rea de sus propias libertades, libre de sus propias cárceles, reconozco a la mujer que ha vivido sus sueños, que ha sido alegría, risa, carcajada, lágrima derramada, lucha por luchar un despertar cada mañana. De pie, mirando desde aquí, desde este linde en que me encuentro, descubro soy el horizonte del que de lejos mira hacía esta otra orilla, hacia esta lontananza que somos los que habitamos desde este lado, los que formamos esta línea difusa que une cielo y tierra, en la que se difuminan en espejismos temblorosos las imágenes que sólo somos en el horizonte de reversa. De pie, mirando desde aquí hacia la otra ribera, el abismo, la explanada, los mares se achican dejando tocar con la punta de los dedos, a los otros seres dibujados por el pincel del tiempo que no reconoce de horizontes ni de linderos . De pie, siempre de pie, aunque el otoño vaya buscando en la caída de sus hojas, la mecedora de los años.
Migdalia B. Mansilla R.
Fecha: en el momento en que cualquiera se ponga de pie y mire al frente de sus ojos, encontrando otros ojos que lo miren igual.
Marzo, 09 de 2004
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De pie, sobre la estirpe de mis años -los confesados-
diviso a aquél que robó la fuente del deseo,
al ladrón que supo de sueños y botó los míos al infierno.

De pie, suspiro tus suspiros y ahogo tus asfixias
me reflejo en equinoccio de equivocos y errores
y me distingo tan diferente... y a la vez
son esos ojos : los míos.


Liliana Varela
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De pie, siempre de pie,
busco, más allá de la línea ficticia del tiempo,
interrogantes que frecuentan la duda del existir.

Y nada .
La voz, silencio. La mente hurga respuestas.
Allí, ante mí, esos ojos, que sacuden siglos,
me miran y no saben qué decir.

Me acerco, ellos me acosan. Los enfrento.
Tras ellos la vida, distingo momentos
¿son los míos?
¿fueron mías las palabras, los sueños?
¿Son esos ojos el pasado?

De pie, siempre de pie,
los ilumino y sigo adelante.

Elisabet Cincotta

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