BUENOS AIRES SE FUE
Long-ohni
"…Oigo la queja de un bandoneón:
dentro del pecho pide rienda el corazón"
Ya no hay calles sin sueño.
Buenos Aires no canta
ni encuentra a su Gardel en las miradas,
no respira el neón las agrias bocanadas
de pipas filosóficas que cuelgan de las barbas,
ni la vereda angosta se siente atribulada
por los pasos sin nombre que a la noche dan alma.
Corrientes se ha dormido con la cara tapada
por no ver el espanto, la ausencia sin mortaja
y es que duerme desierta
sin los duendes nocturnos que antaño la acunaban.
No escuchan las esquinas la fiebre enajenada
de esas mentes ansiosas de germinar la patria
porque un mortal silencio hicieron las itakas
y acallaron las voces sedientas de utopía.
Ya se ha ido por siempre la silueta delgada
del poeta idealista
que rumiaba sus versos en La Paz y esperanza.
La Academia sostiene un hálito de historia
soterrada en silencio,
ausente de fervores que alumbraban la noche
cuando era Buenos Aires un canto de ilusiones.
Y en El Ciervo las mesas esperan demudadas
que los muertos regresen, que acabe la añoranza.
Las ventanas oscuras con la muerte a horcajadas
le recorren el sueño, la inanidad creada
por este raro exilio del alma desolada.
La polémica ha muerto en todas esas cuadras
y Hegel ya está ausente igual que Macedonio;
Cortázar no acompaña los pocillos humeantes
y Borges en Ginebra
no se traduce en humo de serias trasnochadas.
¿Qué fue de Nietzsche entonces,
de Vasco Pratolini o de Moravia
si los pobres amantes de la Corrientes ancha
ya no tienen siquiera ni el don de la palabra?
Late el silencio ahora como una campanada
y en esta Buenos Aires impera la nostalgia.
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Triste homenaje a nuestra Corrientes. Me da pena de recordarlo, Buenos Aires llena de gente, llena de gente con ilusiones y bohemia, ahora la tristeza no nos deja ver nada más pobreza y silencio.
Será que "ya no es tiempo"
Un beso Bea
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Es la misma Corrientes
Corrientes sola.
Es alta noche. Corrientes está sola.
Me mira. Me acompaña, yo pateando restos.
La luna deambula tras las almenas.
Los pasos suenan con ecos tristes.
Corrientes está sola. Yo voy solo.
Recordamos.. .
¿Cuantas cosas, Corrientes?
Cuantos sueños, en patrulla utópica,
o en cortejo quebrado
o en columna de rencores.
Luego solos de nuevo, vos y yo,
Recogiendo llantos, remendando heridas,
Rehaciendo promesas.
Caminando.
Vos mirando.
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Carlos
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